Especialistas ambientales cuentan sus experiencias exitosas en el cuidado de la naturaleza y la gestión de recursos naturales; y sobre su trabajo con comunidades indígenas, recuperación de bosques y soluciones ante posibles eventos El Niño.
Por Betsy Salazar Guerrero. 06 agosto, 2018.En el marco del Ecotón 2018, cuatro especialistas ambientales compartieron con decenas de escolares de diversos colegios de Piura, sus experiencias en la gestión de recursos naturales y las acciones que han realizado para contribuir con el cuidado del medio ambiente y la protección de la naturaleza.
El Ecotón es un concurso de educación ambiental basado en el Envirothon – el programa escolar de educación ambiental más grande de Estados Unidos– organizado por primera vez en el Perú por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura, la Embajada de Estados Unidos y la Asociación de Investigación y Desarrollo Integral (Aider). La etapa final fue el 14 de junio en Campus Piura de la UDEP.
En el panel participaron Heinz Plenge, fotógrafo de vida silvestre; Jaime Nalvarte, director ejecutivo de Aider y Cristian Gutiérrez, cofundador de Evea Ecofashion, quienes compartieron sus experiencias exitosas en la gestión de los recursos naturales.
Asimismo, Ronald Ruiz, gerente regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, quien explicó la “Propuesta de tratamiento integral para la reducción de vulnerabilidad frente a inundaciones y escasez Hídrica en la Cuenca Chira – Piura”.
Caucho, comunidades amazónicas y desarrollo forestal
Una de esas experiencias lleva a valorar la importancia de trabajar con comunidades amazónicas para la protección del bosque tal como lo viene haciendo Evea Ecofashion, una empresa social que trabaja con los pobladores de la selva para obtener látex natural que emplean en productos de moda sostenible como zapatos y carteras.
El empresario Cristian Gutiérrez dice que esta iniciativa surgió de en un viaje al Puerto de Bermúdez, ubicado en Pasco, donde tuvo la oportunidad de trabajar con comunidades ashánincas que trabajaban el caucho natural que se extrae del árbol de la shiringa. Detalla que en el tronco del árbol se hace una incisión en diagonal lo que genera un látex parecido a la leche y se lleva a un copito con el que cada uno de los shiringueros recorre entre 100 y 150 árboles que tienen en su espacio.
Una vez que se recogen estos copitos se les agrega un coagulante. Luego, se convierte en una especie de queso, se le quita el agua con un rodillo o laminadora y se pone a secar por dos semanas bajo sombra hasta obtener una lámina. “Cuando una familia produce estas láminas, y elabora artículos y artesanías, logra tener un incentivo para hacer el recorrido en ese espacio del bosque, porque pueden vender el producto en el mercado”.
Gutiérrez cuenta que gracias a ese viaje conoció a Armando, un líder asháninca, que pelea contra aquellos que deforestan el bosque de manera irresponsable y que le enseñó a conservarlo y a nunca rendirse. “Este producto nos ha dado la posibilidad de trabajar con más comunidades amazónicas. Evea es parte de un inicio, cuando generamos valor al bosque estamos ayudando a cuidarlo”.
En la misma línea, el director ejecutivo de Aider dejó un mensaje claro acerca del trabajo que se debe realizar con las comunidades. “En el ánimo de construir, aprendimos que en el bosque vive gente, y si no mejoramos su calidad de vida, no vamos a lograr el manejo forestal que buscamos”. Por ello, es que hoy esta ONG peruana trabaja con comunidades en la Amazonía que han logrado exportar madera certificada FSC a los EE.UU.
Nalvarte propone que con alianzas estratégicas es posible lograr el éxito de los proyectos, y que el desarrollo forestal sostenible será viable cuando se trabaje de manera interdisciplinar con todos los especialistas.
Chaparrí, la primera área de conservación privada
En 1998, el fotógrafo de vida silvestre, Heinz Plenge, se dio cuenta de que las comunidades campesinas tenían una gran extensión de la propiedad de la tierra en el norte del Perú, pero muchas de ellas estaban en total abandono. Por ello, decide buscar comunidades campesinas con bosques que se pudieran recuperar y conservar.
Después de año y medio de conversaciones, la comunidad Muchik Santa Catalina de Chongoyape decidió apostar por la conservación, ya que de sus 42 412 hectáreas solo podían sembrar 200 en época de lluvia. El resto servía para taladores ilegales y ganaderos informales, lo que no le producía ningún ingreso a la comunidad. Luego de un acuerdo, los pobladores destinaron 34 412 hectáreas para lo que sería la primera área de conservación privada del país.
Plenge indicó que luego de 20 años de trabajo hay resultados concretos: Chaparrí tiene la población de osos andinos más densa de Sudamérica, tiene un tercio de toda la población de pavas aliblancas y más de 30 000 hectáreas de bosques en franca recuperación.
Todo esto se ha logrado porque se luchó contra la cacería ilegal y la pérdida de habitantes. También, porque se enfocaron en la observación y monitoreo de los osos silvestres. Ahora, Chaparrí se ha convertido en uno de los lugares más visitados en Latinoamérica porque no hay ningún otro lugar donde se puedan ver los osos andinos con tanta facilidad como en este lugar.
Además, según el fotógrafo, el área de conservación cuenta con el programa de osos rescatados que sirve para educación ambiental y ha ayudado a la gente a comprender el comportamiento de este animal. “El oso se ha vuelto un animal atractivo, es el principal motivo por el que los visitantes van a Chaparrí”.
Chaparrí es un producto turístico a nivel nacional e internacional gracias a la difusión que posee y a la convicción y participación de la comunidad campesina.
La propuesta salvadora para el Río Piura
El calentamiento global que está afectando a todo el mundo se proyecta en nuestra región en lluvias e inundaciones del Fenómeno de El Niño. El último, que ocurrió el año pasado, dejó a Piura con más polvo, más pistas destruidas y más rostros de desolación y angustia.
Para el gerente regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente, Ronald Ruiz, es necesario implementar la propuesta del tratamiento integral para la reducción de la vulnerabilidad frente a las inundaciones y la escasez hídrica en la Cuenca Chira – Piura, si se quiere prevenir otro desastre dentro de diez años.
En ella, se propone un tratamiento integral del río Piura que venga desde el páramo al mar. El páramo, explica, es un ecosistema nuboso ubicado en la cuenca alta, arriba de los 2500 metros sobre el nivel del mar. Está formado por las lagunas Huaringas y por bosques de neblina que captan agua de la atmósfera; de ahí cae la lluvia y viene el agua a nuestra costa, dice el especialista.
“La limitación de los piuranos ha sido enfocarse en el Medio y Bajo Piura. La desgracia ha sido pensar solo en diques y defensas ribereñas, cuando ya se ha demostrado al mundo entero que eso no tiene mayores resultados”, expresa. Se debe trabajar de la mano de la naturaleza porque la única manera de prevenir y asegurar la tranquilidad definitiva de los piuranos es controlando al río Piura desde las alturas con esta propuesta “salvadora”.
El primer componente de esta propuesta es la forestación, la cobertura vegetal y el control de la erosión del suelo. El planteamiento consiste en que incrementar la cobertura vegetal del suelo, no solo con árboles sino también con pastos y cultivos, que permiten que cuando viene la lluvia, se infiltra en el subsuelo a las aguas subterráneas y evita la erosión que luego va hacia los reservorios y el río Piura. Sin embargo, este concepto no fue entendido por las autoridades centrales y se realizó la gran inversión en la descolmatación del río Piura, señala Ruiz.
El segundo componente son los polders. El experto explica que esto consiste en desviar las aguas del río a zonas bajas durante unas 8 o 12 horas y luego regresarla en los doce o quince días siguientes. Además, con ayuda de la cooperación canadiense se ha encontrado un ‘paleorrío’ – un cauce antiguo del río- que sería una salida natural que se ubica antes de Los Ejidos de donde se puede extraer 1000 m3 de agua con compuertas y algunos diques. Pero como no son suficientes se puede obtener de La Matanza 2000 m3 más y así, se detiene el río arriba para que por aquí solo pasen 1700 m3. También, se han planteado los reservorios satélites.
El ingeniero Ruiz exhorta a la población a que haga suya esta propuesta porque todo lo que se ha sufrido por los fenómenos El Niño es por haber estrangulado, deforestado y por haberle quitado las lagunas de inundación al río. “El futuro, para no volver a tener llanto y dolores, es controlar al río Piura desde su nacimiento en las zonas altas”, subrayó.